
La ruta
La historia: Una de las leyendas más apasionantes que guarda la provincia de Salamanca es la de la Reina Quilama. Esta era hija del conde ceutí don Julián, y se enamoró del último rey godo, Don Rodrigo. Ambos huyeron de la corte de Toledo cuando comenzó la invasión musulmana de la Península Ibérica en torno al año 711. La leyenda cuenta que la pareja se refugió en la sierra de Francia salmantina, concretamente en una fortificación llamada Castillo Viejo de Valero que, a través de túneles, se comunicaba con la protagonista de este artículo, la Cueva de la Mora. Rodrigo huyó a Viseu cuando el conde don Julián y los musulmanes llegaron al Castillo, y Quilama quedó esperándole sepultada con el oro del tesoro de Alarico en las entrañas de la sierra que ahora lleva su nombre. Según las investigaciones esta Cueva en realidad es un pozo de 8-10 metros de profundidad que conduce a una galería de al menos 25 metros de largo. Al final de este túnel, éste se divide en dos, uno en dirección a San Miguel de Valero y otro que desciende. Ambos están cegados, por lo que no se sabe muy bien a dónde llegaban, y por qué se construyó una cueva en una piedra tan dura como está, el cuarzo. Para eso está la leyenda, para dar sentido a esta fantástica cueva llena de historia.
La ruta: La ruta trascurre por la Sierra de las Quilamas. Esta Sierra linda al suroeste con la Sierra de Francia y al Noreste con la Sierra de Béjar. Esta aventura comienza en un pequeño y bonito pueblo llamado La Bastida, desde allí, comenzamos nuestra ruta por caminos y luego por senderos, con los que empezaremos a coger altitud.
Pasado el primer tramo, llegaremos al collado del valle de las Quilamas, justo en frente de Valero. Las vistas desde este punto ya comienzan a dar importancia a la ruta. Desde allí seguimos hasta llegar a la altura de la cueva, que es nuestro punto a descubrir de Naturaleza Escondida de este día.

Para darle emoción, tendremos que hacer un último esfuerzo, incluso teniendo que utilizar las manos para llegar hasta la cueva, pero una vez dentro, sus vistas, la sensación, la historia que la acompaña hará que todo tenga sentido, y vivamos en esta ruta una sensación única. Después de disfrutar las vistas, bajaremos de nuevo, cresteando, por el Collado de las Quilamas hasta llegar al Cervero, con unas vistas también absolutamente impresionantes. Bajaremos por el bosque hasta Linares. Este último tramo es un cuadro de colores cromáticos que va variando según la época del año, dejándonos un sabor de boca perfecto para terminar la ruta de este día.
Información y track de la ruta
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